Capacitación sustentable vs. píldoras mágicas

Sobre todos estos años, asesorando empresas en Argentina nos enfrenamos a la misma realidad sobre la evolución y el desarrollo estructural de las mismas. Cabe aclarar que dentro de lo estructural me refiero específicamente a las personas que integran la organización.
A la realidad que hago referencia se pone de manifiesto en frases tales como: las personas carecen de compromiso, pretenden ascensos inmediatos, la responsabilidad no es una virtud que abunde, la contracción al trabajo es un bien escaso, otras.


Ante todo este tipo de expresiones, que emergen desde una mirada parcial de la realidad, nacen diversos cursos a sistémicos que intentan generar una solución práctica e inmediata sobre el comportamiento del recurso humano. Recursos que siempre han ocupado el centro de la dinámica empresarial y que serán determinantes en el futuro de las compañías.No siempre las respuestas son simples y de fácil resolución.
El motivo de este mensaje es invitar a la reflexión sobre la importancia de generar estructuras sólidas de diagnóstico, desarrollo y capacitación dentro de las organizaciones. Que su fundamento y creación se vean apoyadas sobre la base del largo plazo. Y no desde un lugar secundario, tales como: consumo de presupuesto, oportunidades impositivas, otras.


Fundar un programa de desarrollo con horizontes mayores a diez años, son pilares fundamentales para el crecimiento, madurez y consolidación de una institución. Muchos, estarán pensando en la tendencia actual entrega como verdad determinada, que los nuevos negocios son dinámicos y con ciclos de vida mucho más cortos. Supuestos sobre los cuales encuentro mantengo mis reservas.

En Argentina dichas modas desde nuestra experiencia son utilizadas como argumento simplista que permite transitar un camino de facilismo que justifica las actitudes desprendidas de la nueva fuerza laboral. Utilizando, el equilibrio de la vida como justificación a un desequilibrio en donde actividad no debe requerir un mayor esfuerzo. Siendo este último el que da una justificación a trabajo en sí mismo.

El lograr tomar un desafío empresarial, ser parte integrante de este y lograr alcanzar los objetivos permite generar grandes beneficios a todos sus integrantes y a la sociedad en su conjunto. Esto se logra indefectiblemente por medio del esfuerzo en conjunto.
Por otra parte, los responsables de la incorporación de los nuevos postulantes utilizan las mismas tendencias para transformar la capacitación en una acción efímera y con una mirada cortoplacista. Así, entonces, se inicia un círculo degenerativo en donde los jóvenes que se incorporan al mercado laboral poseen un horizonte no mayor a sus necesidades diarias. Y el empleador desarrolla una mirada mecanicista sobre el nuevo integrante al cual denomina recurso humano.

En este círculo degenerativo observamos como los nuevos postulantes no encuentran un rumbo claro, ya que no poseen ofertas del largo plazo que seduzcan,  entusiasmen, convenzan y orienten hacia el desarrollo personal, organizacional y social sustentable.
Ante lo anteriormente expuesto invito a la reflexión sobre la importancia de comenzar a generar cimientos sólidos en relación a la educación dentro de las organizaciones. Para ello, los programas de capacitación deberán poseer un alcance sistémico con profunda solidez conceptual e instrumental.
Hasta la próxima reflexión.
Saludos cordiales,
Mgt. Gabriel Ferrari